La contraportada
Suite
francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima
de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de
familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky
dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se
suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas,
ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa,
las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes
van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social
imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores
despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas
muestras de colaboracionismo.
Mi opinión
De
todas las obras de Irène Némirovsky la
que más me llamaba la atención era esta novela pero lo que pasa siempre entre la
falta de tiempo y algunas lecturas pendientes este libro se ha llevado más de
un año esperando en mi estantería. Hasta que vi que la autora estaba incluida
en una de las listas para el Reto de
Escritoras Únicas que Marilu, Ana
Blasfuemia y Meg han organizado así que gracias a este reto me he enfrentado a la que sin lugar a dudas
será una de las mejores lecturas de este año.
En
la edición de bolsillo, que es la que yo tengo, lo primero que aparece es un
prólogo en el que nos habla de la complicada vida de la autora y de sus obras. Entre
otras cosas cuenta que este libro era
para Némirovsky su trabajo más ambicioso tenía pensado que comprendiera
cinco partes y que llegara a las mil páginas pero como ya sabréis quedo
inacabado cuando la autora fue detenida y trasladada a Auschwitz donde murió a los pocos días. El manuscrito de este
libro fue conservado durante años por sus hijas y publicado con solo dos de las
cinco partes del proyecto, Tempestad en
junio y Dolce.
Tempestad en junio
se centra en una serie de personajes, la mayoría pertenecientes a la burguesía,
que a causa de la invasión alemana tienen que abandonar Paris y afrontar los
momentos más difíciles de sus vidas.
En
Dolce nos trasladamos a un pueblo
francés donde sus habitantes tienen que convivir con soldados alemanes. Una
ocupación que provoca en los lugareños sentimientos encontrados mientras unos
odian a los vencedores otras suspiran por ellos.
Némirovsky nos convierte en
espectadores de este retrato de la vida en esa época
de cambios e incertidumbre que resulta sobrecogedor y humano al mismo tiempo.
También encuentro que hay una crítica a
la hipocresía, cobardía y avaricia de la sociedad francesa porque si bien
es cierto que la guerra cambia a las personas también es innegable que saca lo
peor de ellas. En
cuanto a su forma de narrar me ha
parecido sencilla, sensible sin ser sentimentalista, no tiene sobresaltos
ni giros argumentales y se lee con
facilidad a pesar de tener tantos personajes además me han encantado sus
diálogos y sus espléndidas descripciones.
En
definitiva, un libro donde la historia
que contiene es tan importante como su prólogo y las notas finales de la autora
para conocer cómo se escribió la novela inacabada de una mujer que siguió
escribiendo aun sabiendo que no vería finalizada su obra. Así que si todavía no la conocéis os
recomiendo este título para empezar porque seguro que no será el único. Un
saludo y buenas lecturas.
Os
dejo una pincelada de este libro.
“Ellos también se dirigieron hacia las
afueras, paso a paso y sin mirar atrás. De aquella ciudad que parecía desierta
surgían ahora pequeños grupos de refugiados cargados de maletas. Aquí y allá se
reunían como animales perdidos que se buscan y se juntan después de una
tormenta.”
La autora
Irène Némirovsky (Kiev,
1903-Auschwitz, 1942) recibió una educación exquisita, aunque
tuvo una infancia infeliz y solitaria. Tras huir de la revolución bolchevique,
su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la licenciatura
de Letras en la Sorbona. En 1929 envió su primera novela, David Golder, a la
editorial Grasset, dando comienzo a una brillante carrera literaria que la
consagraría como una de las escritoras de mayor prestigio de Francia. Pero la
Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Deportada a Auschwitz,
donde sería asesinada igual que su marido, Michel Epstein, dejó a sus dos hijas
una maleta que éstas conservaron durante decenios. En ella se encontraba el
manuscrito de Suite francesa, cuya publicación en 2004 desencadenó un fenómeno
editorial y cultural sin precedentes: la novela se tradujo a treinta y nueve
idiomas, obtuvo numerosos premios —entre ellos el Premio Renaudot, otorgado por
primera vez a un autor fallecido— y fue uno de los libros más leídos en todos
los países donde se publicó, con más de un millón de ejemplares vendidos en
todo el mundo. En España fue galardonada con el Premio del Gremio de Libreros
de Madrid y también cosechó un sorprendente éxito comercial.