La
contraportada
Ninguna
biblioteca de literatura japonesa estaría completa sin Kokoro,
la novela más lograda de Natsume Sōseki, la más profunda y la
última que completó antes de su muerte. Coincidiendo
con el centenario de su aparición, Impedimenta publica una nueva
traducción de la obra maestra de Sōseki, que prefiguraría la de
autores de la importancia de Akutagawa, Kawabata o Murakami. Kokoro
(«corazón»,
en japonés) narra la historia de una amistad sutil y conmovedora
entre dos personajes sin nombre, un joven y un enigmático anciano al
que conocemos como «Sensei». Atormentado por trágicos secretos que
han proyectado una larga sombra sobre su vida, Sensei se abre
lentamente a su joven discípulo, confesando indiscreciones de sus
días de estudiante que han dejado en él un rastro de culpa, y que
revelan, en el abismo aparentemente insalvable de su angustia moral y
su lucha por entender los misterios del amor y el destino, el
profundo cambio cultural de una generación a la siguiente que
caracterizó el Japón de principios del siglo XX.
Mi
opinión
Hoy
os recomiendo un clásico de la literatura japonesa que he
descubierto por casualidad pero que a partir de hoy no me voy a
cansar de recomendar.
Lo
primero que nos encontramos cuando abrimos el libro es que
la
historia está dividida en tres partes, en la primera un joven
universitario narra su amistad con un hombre mayor a quien conoce
mientras está de vacaciones. Una amistad que a medida que pasa el
tiempo se convierte en fascinación, tanta influencia ejerce en él
que llamará a su nuevo amigo Sensei, palabra que se utiliza para
referirse a una persona sabia. Sensei por su parte vive apartado del
mundo porque
no confía ni en sí mismo ni en la sociedad
y no entiende esa admiración. En la segunda parte el joven tiene que
volver con su familia porque su padre cae enfermo. En esos días de
incertidumbre recibirá una importante carta de su amigo. En la
tercera y última parte, el narrador pasará a ser Sensei quien por
medio de esa carta le desvela al muchacho su terrible pasado.
A
través de la amistad
entre
los dos protagonistas el autor nos habla de los cambios que se
produjeron en Japón
con
la
Revolución o Restauración Meiji
1868 – 1912, una época convulsa que supuso una apertura del país
tanto cultural como comercialmente. En
el interesante
prólogo escrito por Fernando Cordobés, uno de los traductores, nos
lo explica con más detalle además de la importancia de esta novela
en Japón donde es venerada al igual que su autor. Esos
cambios se ven reflejados en el joven protagonista, deslumbrado por
la capital y ansioso por conocer todo lo que esta le ofrece. Una
mentalidad que choca con la que tiene su familia anclada en su vida
tradicional en el campo. Una vida a la que el joven no se plantea
volver y más después de conocer a Sensei, un hombre silencioso que
desprende un halo infinito de tristeza por culpa de un gran secreto
que le revela en una larga carta.
Kokoro
es una novela sencilla y compleja al mismo tiempo, como el
significado de esta palabra en japonés. Una historia llena de
sensibilidad, melancolía y culpabilidad, donde los sucesos del
pasado se arrastran durante toda la vida. Un clásico imperdible, que
por supuesto os recomiendo leer. Un saludo y buenas lecturas.
El
autor
Natsume
Sōseki, seudónimo literario de Natsume Kinnosuke, nació en 1867
cerca de Edo (la actual Tokio). Descendiente de una familia de
samuráis venida a menos, fue el menor de seis hermanos.
Cuando
tenía dos años, sus padres lo entregaron en adopción a uno de sus
sirvientes y a su mujer, con quienes viviría hasta los nueve años.
En 1884, instado por su familia, se matriculó en la Universidad
Imperial de Tokio para cursar Arquitectura, aunque acabó estudiando
Lengua Inglesa. En 1886 trabó amistad con el poeta Masaoka Shiki,
que lo inició en el arte de la composición de haikus. Fue entonces
cuando adoptó el nom
de plume de
Sōseki (que en chino significa «terco»). Tras graduarse en 1893,
empezó a trabajar como profesor en la Escuela Normal de Tokio, pero
pronto, en 1895, fue destinado a la Escuela Secundaria de Matsuyama,
en la lejana isla de Shikoku. Parte de sus experiencias en esta
remota escuela rural serían recogidas en su novela Botchan (1906;
Impedimenta, 2008). Apenas un año después de haber llegado a
Matsuyama, Sōseki dimitió de su puesto y comenzó a enseñar en un
instituto de la ciudad de Kumamoto, donde conoció a su futura
esposa. En 1900 se le concedió a Sōseki una exigua beca del
Gobierno japonés y se lo envió a Inglaterra. En este país pasó
los años más tristes de su vida, leyendo libros sin parar,
deambulando por las calles y pasando miserias sin cuento. Parte de
sus sombrías reflexiones sobre la vida inglesa fueron publicadas
años después en el diario japonés Asahi.
Regresó a Japón en 1902, con un contrato para enseñar en la
Universidad Imperial de Tokio, donde sucedió al escritor Lafcadio
Hearn como profesor de Literatura Inglesa. La carrera literaria de
Sōseki se inició en 1903, cuando comenzó a publicar haikus y
pequeñas piezas literarias en revistas como Hototogisu.
La fama le llegó con la publicación en 1905 de Soy
un gato (Impedimenta,
2010), y al año siguiente Botchan (Impedimenta,
2008) lo catapultó al éxito, convirtiéndose automáticamente en
un best
seller y
en una de las novelas más leídas por los japoneses durante décadas;
obra, que, además, fue galardonada con el Premi Llibreter 2008.
Sōseki escribió catorce novelas en total a lo largo de su vida,
entre las que cabe destacar El
minero (1908;
Impedimenta, 2016), o Sanshiro (1908;
Impedimenta, 2009), que forma parte de una trilogía que se completa
con Daisuke (1909,
Impedimenta, 2011) y La
puerta (1910;
Impedimenta, 2012); en cuanto a su etapa más madura, sus obras más
importantes son, sin duda alguna, Kokoro (1914;
Impedimenta, 2014) y Más
allá del equinoccio de primavera (1912;
Impedimenta, 2018). Natsume Sōseki murió en Tokio en 1916 a los 49
años de edad, a causa de una úlcera de estómago. De este mismo año
data Luz
y oscuridad (Impedimenta,
2013). En 1984, y en homenaje a su fama y trascendencia, el Gobierno
japonés decidió poner su efigie en los billetes de mil yenes.