Tal
día como hoy en el año 1816 nacía Charlotte
Brontë en Thornton, Yorkshire (Gran Bretaña) como pequeño homenaje os dejo
un poema suyo que he encontrado y que me ha encantado. Espero que os guste y
feliz domingo.
Charlotte
Brontë (21 de abril de 1816 - 31 de marzo de 1855)
En retrospectiva
Tejemos
una red en la infancia,
Una
red de soleado aire,
Creamos
una primavera pequeña
De
agua pura y fresca.
En
la juventud sembramos la semilla,
Cortamos
la vara del almendro,
Hemos
crecido como el árbol añejo,
¿Nos
hemos marchitado en el barro?
¿Están
desvanecidas, arruinadas, rotas?
¿Se
han evaporado en la arcilla?
La
vida es una sombra oscura;
Y
sus alegrías flotan rápido en la distancia.
¡Desvanecidas!
La red sigue siendo de aire,
Y
así como sus pliegues se estremecen
En
extraños tonos de claro carmesí,
Profundo
es el resplandor de su penumbra;
Como
la luz de un cielo italiano,
Donde
las nubes del ocaso duermen ociosas,
Perdiendo
lentamente el brillo del rubí.
La
primavera yace debajo del musgo y la piedra,
Su
lujo tal vez no vuelva a brotar.
¡Escucha!
Tus dudas deben ser abandonadas
¿Es
aquello un débil rugido cerrándose sobre tí?
La
marea de las olas, donde las flotas armadas
Cabalgan
sobre la espuma, llora y sonríe
Sobre
un océano con miles de islas
Al
vislumbrar la ansiada costa.
La
semilla en un tierra distante
Se
curva como un poderoso árbol,
La
vara seca del almendro
Ha
tocado la eternidad.
Y
vendrá un segundo milagro,
Como
el quebrado cetro de Aaron,
La
humedad crecerá como la vida cálida,
Tallo,
flor y fruto, en trenzada corona
Serán
arrugados y lanzados lejos,
Como
pétalos que descansan en la tumba.
Sueña
lo que el tiempo nos ha arrebatado
Cuando
la vida se encontraba arriba,
Sueña
con aquel súbito ladrón sobre nosotros,
Como
las salvajes estrellas que declinan
La
revelación llegará ese mismo día,
Subiendo
con el brillante y fiero Sirio:
Oh,
así como tu creces, y como las escenas
Cubren
este mundo frío con oscuras formas,
Mi
espíritu se fortalece con cada cambio
Antes
de alzarme ante el Señor de las criaturas.
Cuando
me senté bajo una extraña bóveda de árboles,
Con
la Nada como compañía, sin amor ni amigos,
Mi
corazón se volvió de pronto hacia ti,
Y
sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.