Romance del prisionero
Por
el mes era de mayo,
cuando
hace la calor,
cuando
canta la calandria,
y
responde el ruiseñor,
cuando
los enamorados
van
a
servir al amor;
sino
yo triste, cuidado,
que
vivo en esta prisión,
que
ni sé cuándo es de día,
ni
cuándo las noches son,
sino
por una avecilla
que
me cantaba al albor:
matómela
un ballestero;
¡déle
Dios mal galardón!
Cabellos
de mi cabeza
lléganme
al corvejón;
los
cabellos de mi barba
por
manteles tengo yo:
las
uñas de las mis manos
por
cuchillo tajador.
Si
lo hacia el buen rey,
hácelo
como señor;
si
lo hace el carcelero,
hácelo
como traidor.
Mas
quién ahora me diese
un
pájaro hablador,
siquiera
fuese calandria,
o
tordico o
ruiseñor:
criado
fuese entre damas
y
avezado a
la razón,
que
me lleve una embajada
a
mi esposa Leonor,
que
me envíe una empanada,
no
de trucha ni salmón,
sino
de una lima sorda
y
de un pico tajador:
la
lima para los hierros
y
el pico para la torre.-
Oídolo
había
el rey,
mandóle
quitar la prisión.
Conocí ese romance por una canción de Amancio Prada y ya solo puedo ponerle la música y la maravillosa voz del cantante. Es precioso por cierto.
ResponderEliminarUn beso.
No lo conocía, Rocío. Muy bonito. Besos
ResponderEliminarPrecioso este romance. Llevaba años sin leer uno. Me gustan mucho.
ResponderEliminarBesotes!!!