En
una pensión alemana es el primer libro que publicó Katherine
Mansfield, y aunque pasara casi desapercibido en su momento, encontramos ya en
él a una narradora dueña de un mundo y de un estilo a su temprana madurez.
Cuentos directos y punzantes, sarcásticos e incluso hirientes, aunque también,
a menudo, llenos de una recóndita ternura en los que se nos muestran, con todas
sus irisaciones, sutilezas y matices, la contradictora naturaleza del género
humano.
Mi opinión
El
libro que protagoniza la reseña de hoy
está en mi estantería, como suele pasar muchas veces, por su portada. Y es
que gracias al cuadro de Julius LeBlanc Stewart que aparece en la cubierta me
llevé a casa el primer libro de esta gran autora que hoy os recomiendo.
En una pensión alemana
se alojan huéspedes de clase alta
acostumbrados a una vida de comodidades y excentricidades, personajes de lo
más variopinto que buscan en este balneario una cura para sus enfermedades. Entre
ellos se encuentra una dama inglesa, supuestamente la propia autora, que narra
la mayoría de los capítulos. También conoceremos el día a día de la gente corriente de fuera del
balneario donde el trabajo en pésimas
condiciones y la diferencia entre clases sociales es lo habitual.
Con
punzantes diálogos y precisas descripciones, la autora nos retrata las miserias del ser humano en unos relatos donde aparecen la necesidad de compañía
y la soledad, las penurias de la clase baja y las quejas procedentes de la alta
sociedad, también la discriminación de la mujer en favor del hombre. Sentimientos y comportamientos universales que Katherine Mansfield relata
con ingenio, dureza e
ironía.
La
vida de Katherine Mansfield fue de
todo menos estable, numerosos problemas sentimentales pero sobre todo de salud
marcaron su personalidad. En estos sus primeros relatos, publicados con 23
años, se puede distinguir parte de esa complicada existencia.
Una escritora que
a pesar de no haber tenido una larga vida literaria dejó plasmado un estilo propio a la hora de escribir relatos, que merece la pena descubrir y que por
supuesto os recomiendo leer. Un saludo y buenas lecturas.
La autora
Katherine Mansfield
(Wellington, Nueva Zelanda, 14 de octubre de 1888 - Fontainebleau, Francia, 9
de enero de 1923), tuvo una vida corta y corta vida literaria. Entre su primer
libro, En una pensión alemana (1911) y el último, Algo pueril y otros cuentos
(1924), publicado ya tras su muerte, apenas transcurrieron 13 años. Pero sus
cinco volúmenes de cuentos, que constituyen toda su obra (o casi, pues también
contamos con su diario y cartas intimas, un puñado de poemas y artículos
críticos no faltos de interés), han bastado para convertirla en una de las
grandes narradoras del siglo XX.
Pues no he leído a la autora y me gusta lo que cuentas.
ResponderEliminarUn beso
Lo tendré en cuenta, creo que me puede gustar :)
ResponderEliminarBesos!
Um... qué pinta más buena. Y no me extraña que te gustara la cubierta. A mí me encanta. Creo que es un libro que me podría gustar. Besos
ResponderEliminarNo conocía a la autora ni el libro pero no tiene mala pinta
ResponderEliminarBesos
Qué buena pinta! Éste me lo llevo bien apuntado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues habrá que tenerlo en cuenta. Las autoras con vidas difíciles me atraen porque creo que reflejan mucho de lo que son y lo que viven en sus escritos.
ResponderEliminarUn besin
No conocía este libro pero no termina de llamarme...
ResponderEliminarBesos :)
Este tipo de libros siempre me producen un poco de reparo por si me resultan pesados o sosos, pero por lo que cuentas me da la sensación de que sí podría gustarme. Besos.
ResponderEliminarEste tipo de libros siempre me producen un poco de reparo por si me resultan pesados o sosos, pero por lo que cuentas me da la sensación de que sí podría gustarme. Besos.
ResponderEliminarInteresante libro de relatos el que nos presentas. Tomo buena nota de ella. Besos.
ResponderEliminarHaces que suene tan bien que ahora mismo me lo apunto en Goodreads. Me encantan los libros de Espuela de Plata, siempre tienen unas portadas muy chulas *.*
ResponderEliminarNo me suena de nada, pero que lo soluciono fijo, qué buena pinta, por favor
ResponderEliminarBesos
Estoy contigo, Rocío, ese cuadro de LeBlanc de la portada bien merece una lectura. Me intriga esta historia de Mansfield por dos razones: La primera, el escenario es de lo más sugerente, una pensión con personajes variopintos. La segunda, los primeros libros de una escritora quizás sean los más auténticos. Por otra parte, además de por su reconocido prestigio como escritora, también me intriga cómo una mujer nacida en la remota Nueva Zelanda contempla nuestra vieja Europa, por fuerza con una óptica algo distinta.
ResponderEliminarPues sí, me atrae esta novela por muchas y muy buenas razones. Y la más importante, me la recomiendas tú. La portada no nos mintió cuando prometía belleza.
Gracias por la recomendación, Rocío. Un beso.
Me pregunto muchas veces qué cosas habría escrito Mansfield si hubiera tenido una vida más larga. Era buena, muy buena. No conocía esta edición y la portada es maravillosa. La buscaré.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un título muy apetecible por lo que nos cuentas en tu reseña, ya lo creo. Tomo nota de él. Besos.
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